EL UNICO ESCRITOR SOY YO - DON QUIJOTE

Relato en pequeño formato - En mi voz -- Amigos

viernes, 27 de mayo de 2016

Micro cuento: Ada Inés Lerner

Cristales rotos                                                                         Resultado de imagen para copas rotas



Desde el pasado una y otra vez las sombras de mi vida: 
Reunidos alrededor de una mesa abundante celebrábamos 
mi matrimonio con Boris.
Interminable aquella noche del corazón.
El brindis y la tradicional rotura de las copas: el grito acuciante 
del cristal astillado, la danza ligera, la felicidad que embriaga y 
aquel perfume de mi hermana… 
aquella fragancia salvaje que delató la traición… 
y no pueden olvidar mis sentidos.  
Desde aquel día el Coty No.5 se me antoja odioso. 

Desde el pasado me envuelve un fracaso de cristales.

domingo, 15 de mayo de 2016

El Narratorio blog: ANTOLOGÍA LITERARIA DIGITAL Nro. 3


EL NARRATORIO - ANTOLOGÍA LITERARIA DIGITAL N° 3

El Narratorio blog: ANTOLOGÍA LITERARIA DIGITAL Nro. 3(ir al vínculo:http://elnarratorio.blog... eraria-n-3-html?spref=bl)                                                         Disponible para su descarga en: MEDIAFIRE Leer On line en  ISSUU:

— La muerte no puede con todo — Ada Inés Lerner

Apareció, un día cualquiera, un blog con su nombre completo, para que no haya dudas.  Sus fanáticos de siempre lo leían y releían y ya se hablaba en los foros. Relatos, minificciones, poemas, cuentos.
El mundillo de las letras se conmovía y los expertos decidieron que eran obras originales, inéditas, que alguien había tenido acceso a sus archivos y decidió publicarlos en la red.
¿Por qué así? Cualquier editorial lo hubiera aceptado gustoso. Se estaba perdiendo ventas seguras el privilegiado
— posiblemente familiar, amigo íntimo —  desconocido, envidiado por muchos,
seguramente.
Había sido un escritor prolífico en vida.
Pasó el tiempo, medida convencional de nada, y nuevas obras.
Hasta que se convirtió en una obra póstuma tan extensa que la certidumbre
derivó en dudas metafísicas.

Y ahí ya hubo una sola certeza: la necesidad de escribir no puede detenerla ni la muerte. 

martes, 10 de mayo de 2016

Babieca



Babieca
                                                                               Resultado de imagen para babieca                                   

Era una ciudad de arena a orillas de un mar antiguo;
Babieca también era un perro que rondaba por las calles de aquel pueblo.
Él no sabía, nadie le había explicado que había un dios, muchos dioses, un diablo,
muchos diablos.
Para él sólo existía su amo, un hombre bueno, con muchos sueños y
esa manía de escribir y escribir.
No es fácil ser el perro de un escritor.
Tampoco es sencillo llevar el tonto nombre de un caballo célebre: Babieca.
Cuando volvía de su paseo mañanero Babieca se dedicaba por entero a alimentarse
con el desayuno que le preparaba la doncella de su señor.
Luego se echaba al sol un rato, otro a la sombra y cuando el aire puro había logrado
adormecerlo se dirigía a apoltronarse cerca del escritor.
Todas las mañanas lo encontraba mirando por la ventana que daba a la playa
e inmediatamente que llegaba Babieca, el hombre se disponía a escribir.
Como si la presencia de su perro fuera su inspirador.
Babieca se sentía como prisionero y parte de la tarea de su amo.
El amo tenía una esposa de nombre Dulcinea.
Dulcinea es muy bonita, pensaba Babieca, pero algo haragana.
Y muy ambiciosa.
Tenía todos los vicios que convocan al Diablo, pero Babieca no lo sabía.
Babieca sí sabía que su amo era infeliz.
Un día Dulcinea paseaba junto a Babieca y vio en una joyería un anillo con una piedra verde realmente maravillosa.
Babieca notó los ojos brillantes y los dedos abiertos, ansiosos, pegados al vidrio del negocio y comprendió.
Dulcinea le pidió a su marido que le comprara la joya,
pero él ganaba poco con sus escritos y no podía.
Babieca escuchó la discusión aunque no comprendiera exactamente las palabras.
A la mañana siguiente Babieca volvió a su paseo en las orillas del mar y lo vio tan verde
como la piedra esmeralda de la joya.
Fue hasta la casa y adulando a Dulcinea logró que ella lo siguiera hasta la playa, Babieca
meneaba su cola y entraba y salía del agua verde como la esmeralda y la espuma blanca
como el engarce de una joya.
A ladridos y vueltas logró que Dulcinea se acercara al agua siguiendo a Babieca,
cuando ella ya tenía medio cuerpo en el mar y jugaba con las olas saltaron a su alrededor
varias criaturas con cabeza de mujer, de largas cabelleras y la distrajeron con su bello canto
y fue así que no sólo Ulises escuchó a las sirenas, Dulcinea siguió a las bellas hasta que no
se supo más de su existencia.
Babieca era el único testigo y ni el Diablo puede hacer hablar a un perro que lleva
el nombre tonto de un caballo, por muy célebre que éste haya sido.


Relato en pequeño formato - Ada Inés Lerner


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Visita al Valle de la Muerte                               


--Si como creo hemos caído en el Planeta del Valle de la Muerte 

tendremos dificultades en salir rápido –mi copiloto Rank estaba en lo cierto.

--¿Tenés noticias de habitantes permanentes aquí?

--No, Rank, no tengo referencias que los haya, sólo viajantes esporádicos, 

científicos del Servicio Meteorológico del Universo. El Valle de la Muerte es el 

lugar más caluroso y húmedo  y tiene el récord de la temperatura más alta jamás 

registrada desde que existen sistemas de medición: 57,78 centígrados el 10 de julio de 1913.

--Lo único cierto es que no nos ahogaremos en un vaso de agua--

No sé porqué Rank estaba de buen humor. La situación era difícil --No te gustó mi chiste, opino que deberíamos tomar los datos que venimos a buscar y luego preocuparnos por arreglar esta cosa.

--No estoy de acuerdo, esta semana, precisamente el 5 de julio de 2053, el Servicio Meteorológico informó que registró una temperatura de casi 60 grados y creen que podría seguir en ascenso –le contesté en tono algo imperativo como correspondía a mi responsabilidad por grado superior.

--El valle es un espectacular paisaje desértico, la cuenca de Agua Mala  ¡qué ironía su nombre! es la parte más profunda y caliente del valle. Quisiera grabar y llevarlo como documental –Rank hizo oídos sordos a mi decisión

--¿Rank no escuchaste lo que dije? Primero repararemos la nave –El copiloto hizo un gesto de fastidio --Si no podemos salir rápido de aquí poco importarán tus documentales.

   La desobediencia me enfureció, mis palabras subieron de tono y Rank se retobó aún más. Intentó salir de la nave y para detenerlo, lo empujé.

Rank me trompeó y yo caí herido por el golpe en la cabeza.

   Él abrió la escotilla y salió con su cámara.

   Malherido decidí reparar solo el desperfecto. Busqué mis herramientas y el agua necesaria para salir a la superficie, estábamos a 85 m bajo el nivel del mar. Observé que Rank no llevó su provisión de agua, el calor es de los más extremos y la aventura no permitía más de dos días sin beber, supongo que lo advertirá a tiempo.

   A fin de Junio de 2013 otros investigadores observaron que el termómetro marcó 59 grados centígrados. Mi madre terrícola, María Carabajal, diría (en el cercano pasado) “igualito que en Santiago del Estero”, su provincia argentina.
   Dicen que hoy es peor aún.
   Como nuestro Sol alumbra permanente consigo terminar la reparación al mediodía de nuestro segundo día pero no tengo noticias de Rank y poca provisión de agua, podía esperarlo dos horas/nuestras más.

   A poco de partir apareció Rank desfallecido. No quiso escuchar razones; se llevó una provisión mientras yo arrancaba la nave. No pude disuadirlo. Comencé a prender los motores y a deslizarme por la superficie. Antes de levantar vuelo Rank había decidido quedarse en el Valle de la Muerte.