Sabes, hubo en tiempos aquí 

bosques tan erguidos, bosques

como inmóviles flechas.

En entre ramas nuevas

se abrigaba el canto

de pájaros de oro: era el alba.

Hubo una vez un remoto lugar

y un paisaje tan verde, unos años

grabados en la memoria dañada

de la tribu. Pero al cabo no engaña

el signo crepuscular de la hora

ni vuelve atrás el flamígero viento

infinito que sopla y que pasa. Todo

es la mísera raíz de cuanto ha sido,

todo arena o ceniza de este yerto paisaje.     Autor: Alejandro Drewes

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Casi nadie pasa por aquí a esta hora
sólo el resplandor fantasmal sobre el pavimento
camino al canal cardamos uvas
nos mojamos la cabeza con acequias de barro
niños y lagartijas nos confundimos a veces
saliendo de los cañaverales
hacia los basurales baldíos
moviendo nuestras colas bajo el sol
siesta y misterio
damascos robados
camino de la sombra
por fin el agua
los barcos de nuestras sequedades
navegando en la selva amazónica
de nuestros siete años.

 Simple sería el amor

sin nosotros

pero el amor sin la piel sería algo extraño.

Sólo se le vería caminar

entre los intentos.

Autor: Adrián Campillay – San Juan – Argentina