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"Lo que jamás te permite que dejes de gritar" |
Quiso abrir los ojos y no pudo. Porque el sueño era como una plancha metálica sobre su cabeza.
Se agitó y manoteó a los costados, ahogada. ¿Qué era esto? ¿Era el sueño, era la realidad, era su grito, su jadeo? ¿O un algo que se transformaba en un escenario palpable, visible? Algo que se arrastra, que sisea, que viene hacia ella en la penumbra gris de una madrugada, que no se apura en clarear.
Se incorporó en la cama, sudada, erizada: sólo sombras. La puerta, en su sitio, permanecía entornada.
Cerró los ojos, inquieta. Y un peso leve en los pies la desconcertó. El gato, seguramente. Pero no, con horror ve la cosa que trepa por la cama. Una cosa oscura, larga, pegajosa. La cosa repta hacia su cara, saca una lengua angosta y le roza la boca.
De un manotazo la aparta, asqueada, pero los brazos le pesan, igual que los párpados. Y la cosa insiste: empuja sus labios, los abre y se mete en su garganta. Ella tose, trata de escupir, pero la cosa, imperturbable, sigue y baja y baja hasta sus tripas, se anuda, las revuelve, las muerde. Y el dolor estalla.
Y ella, en una agonía roja, grita y grita. Grita por encima de las sirenas que espantan al tránsito. Grita y grita. Y hasta el final, eso jamás le permitió que dejase de gritar.
Esa mañana, cuando a las 7.30 por fin aclarece, el médico le da el parte a la familia: sub oclusión intestinal, con complicación peritoneal, shock súbito. Con cara impersonal agrega: lo siento mucho.
(*) La autora: Cristina Enriqueta Chiesa (Rosario, Santa Fe, 1957). Es Licenciada en Ciencia Política. Le fueron publicados cuentos en Axxón y en la antología Cien Páginas de Amor. Desde el 2013 colabora en la corrección de la Revista NM (La nueva literatura fantástica latinoamericana).
Microficción seleccionada por Luciano Doti (Lomas del Mirador). Twitter: @Luciano_Doti
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