Mañanas
campestres en Nashville/Sergio Varela
Para Gisela Antman
Un bar vacío a las 10 de la mañana en Nashville es
un sitio tan desangelado como una prostituta a quien la luz del mediodía
desnuda su patetismo sin maquillaje. Había un solitario cantante folk, cuya
única audiencia eran un fotógrafo y un periodista argentinos bebiendo café en
la barra, en una pausa de su crónica de viajes.
El showman matutino desafinaba como un hipoacúsico y
su voz tenía la coloratura de la de un hooligan irlandés desaforado y delirante
después de tragar demasiadas pintas de Guinness en un pub. El periodista sintió
el impulso de acercarle su block de notas y birome para proponerle una
metamorfosis vocacional inversa a la de Leonard Cohen, ya que estaban en
Nashville.
El barman se acercó a los parroquianos, golpeteando
con gesto inútilmente teatral, shepardiano,
la barra con un trapo. Señaló con el mentón al amateur de la tarima con
micrófono, acaso excesivo en su amplificación dadas las circunstancias, y les
anticipó, confidencial: “Será leyenda”.
Sin apartar la mirada de
su taza, el fotógrafo le murmuró a su compañero, en castellano salpicado de
cínico lunfardo: “Ya es leyenda. No
existe"
|
Este blog viene a reemplazar el que Blogger anuló. "No te des por vencido ni aún vencido".
lunes, 2 de noviembre de 2015
Escritor invitado: Sergio Varela
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