BIFICCIONES: Respirar – Alejandro Bentivoglio & Ada Inés Lerner...: Creía estar solo, o quizás no. Era difícil saberlo, porque la casa estaba llena de ruidos que impedían discernir incluso mis propios propios pasos en la crujiente madera o los tembladerales que producían las paredes al entrechocar entre sí. Todo parecía estar moviéndose a un mismo tiempo. No parecía ser
un derrumbe, sino alguna clase de respiración de los objetos materiales.
No tengo porque asombrarme, sabemos que los objetos materiales tienen vida
propia, que respiran, se enamoran, se fatigan y envejecen cada uno a su tiempo y forma.
Yo había puesto sobre la repisa dos conejitos, un Buda, un Clave de Sol, y una
Diosa Chia que me regalaron en Estambul. Pronto el Clave de Sol estuvo más cerca de la
Chia ó Diosa Luna (como la llaman) y engendraron estrellitas que adornaban la cabeza
de la Chia. Buda dijo "No hay incendio como la pasión” Los conejitos se incendiaron…
propia, que respiran, se enamoran, se fatigan y envejecen cada uno a su tiempo y forma.
Yo había puesto sobre la repisa dos conejitos, un Buda, un Clave de Sol, y una
Diosa Chia que me regalaron en Estambul. Pronto el Clave de Sol estuvo más cerca de la
Chia ó Diosa Luna (como la llaman) y engendraron estrellitas que adornaban la cabeza
de la Chia. Buda dijo "No hay incendio como la pasión” Los conejitos se incendiaron…
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