—
Amor pernicioso —
Ada Inés Lerner, Diego Alejandro Majluff
Franco estaba
decepcionado con su último romance. Juliana no
se sintió conmovida por las atenciones de su amante y una vez que
creyó que se conocían lo suficiente y
después de haber cedido su
cuerpo entero a una pasión demoníaca, según su
entender, se alejó de él
para buscar otras experiencias.
Franco, estaba realmente enamorado y sintió necesidad de
Franco, estaba realmente enamorado y sintió necesidad de
perseguir a la mujer que lo había conmovido con malas
artes.
Le recomendaron una poción que lo conectaba a un totem y a través
de ese
brebaje y a pesar de su escepticismo penetró visiones en
la mente de ella.
Se lo vendió un nigromante. Consiguió entrar
en los sueños de
Juliana. En realidad buscaba que ella experimentara una súbita
pesadilla que se repitiera tantas veces que, desesperada, regresara
a buscarlo.
Franco no reparó en gastos para lograrlo y hasta
él mismo ingirió una pócima
oscura y presenció rituales del vudú
haitiano que lo convirtió en un ser
malvado con tétricos impulsos de
violencia
homosexual, heterosexual e incluso zoofilias.
Ya su corazón había negado a Juliana tres
veces cuando ésta volvió
a buscarlo y él no la reconoció. Negó enfáticamente
haberla amado
y cuando ella le espetó con bronca que estaba embarazada de él,
Franco se abalanzó con uñas como garras que la lastimaron tanto
que quedó
internada y con una amnesia postraumática que los médicos
dudaban que pudiera
superar. Incluso sospechaban que el feto
había sido maltratado con tanto
sadismo que ellos dudaban de
permitir que continuara desarrollándose.
Ya fuera de sí Franco siguió con sus
rituales, su rostro mostraba una
expresión infantil y al mismo tiempo su mirada
era caótica.
Se le prohibió visitar a Juliana porque le provocaba reacciones
negativas en su salud, tales como sangrías, sarpullidos, fiebres
de origen
desconocido. Era un amor pernicioso.
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